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Las historias sobre Ciencia y el medio ambiente, tienen un impacto directo sobre la vida de las personas. Escribir con claridad sobre la complejidad de estos temas, es seducir a todos los públicos sin perder un ápice de rigor periodístico. Tras un tiempo de sequía periodística, vuelvo retomar el blog, con la frecuencia de antaño. Sin embargo, en la vida surgen sorpresas y oportunidades en lo profesional que te hacen cambiar de rumbo.

jueves, 18 de febrero de 2010

COPENHAGUE XV CUMBRE SOBRE CAMBIO CLIMATICO CONDENA A LA HUMANIDAD AL DESASTRE AMBIENTAL



En diciembre pasado, Copenhague fue sede de la XV Cumbre sobre Cambio Climático, con representantes de 192 países en la Convención del Marco de Naciones Unidas; que sustituye al Protocolo de Kyoto con la finalidad de regular las emisiones de gases de efecto invernadero; un desastre planetario cuya máxima expresión es el cambio climático, en donde los países se reunieron con el compromiso de evitar un calentamiento global más allá de los dos grados de temperatura en 2100.

La Cumbre culminó con el fracaso que demostrar la incapacidad de las Naciones Unidas, y de los líderes del mundo, al carecer de criterios unificados, y oponerse a un acuerdo en un proyecto común esencial para la supervivencia de la humanidad, que se vio reflejado en la carencia de objetivos cifrados en el tema de la reducción de emisiones, y que concluyó con una simple y vaga promesa no vinculante sin validez jurídica, donde la lucha contra el cambio climático quedó congelada; y donde Estados Unidos y China imponen su ley ante el calentamiento global, al ser los países más contaminantes del planeta ( China es el gran contaminante mundial con 1800 millones de toneladas de CO2 Dióxido de Carbono, Estados Unidos con 1585 millones de toneladas y la UE, en tercer lugar, 1036 millones) y cuyos efectos son visibles en diversas zonas de la tierra, tanto en desastres, hambrunas, sequías, inundaciones, que se reflejan en el deterioro de las sociedades, y expresados en descontentos, conflictos sociales, protestas, empobrecimiento de la mayoría y enriquecimiento de otros a costa de los desastres ambientales, guerras, conflictos locales por los recursos naturales.



El tema de la agenda fue la ayuda económica para los países pobres en hacer frente a los estragos climáticos, que además de ser insignificante es confusa, ya que los países desarrollados deberán aportar 21.000 millones de euros en el periodo 2010-2012 (no se precisa quién los pondrá y quién los recibirá); El texto suscrito se refiere a “una variedad de fuentes” para la obtención del dinero, dejando la vía libre al mercado de compraventa de emisiones o a nuevos impuestos. Las donaciones anunciadas por Japón (7.700 millones), la UE (7.300 millones) y EEUU (2.500 millones) que han sido hasta ahora voluntarias. Las cantidades irían en aumento hasta llegar a 72.000 millones anuales en el 2020.

Se firmó un acuerdo decepcionante, insuficiente, inaceptable, e irresponsable sobre metas absolutamente insuficientes que no evitaran el desastre ambiental de las próximas décadas. Lo grave es que uno de los principales contaminadores del planeta, Estados Unidos, ni siquiera se comprometió a reducciones mínimas (como sucedió con el Tratado de Kyoto, nunca firmaron), exigiendo a los países en vías de desarrollo fijar metas ambientales.

El resultado de la Declaración de la Conferencia de Copenhague, deja tácitamente inalterado el contenido y las medidas adoptadas en el Protocolo de Kyoto, como por ejemplo que el cambio climático tiene que atacarse a través de mecanismos neoliberales como el “de hacer sus promesas en función de la acción de los otros países” o la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD)".




De manera concreta, este fracaso implica que regiones del planeta donde existe el aumento de la temperatura promedio superior a 1,5 grados centígrados hará desaparecer a varios Estados insulares en el 2050. Por lo que países de África, una parte de Asia y América Latina pretenden que haya una reducción sustancial de las emisiones de GEI antes de 2020, a fin de evitar consecuencias desastrosas y de costos altísimos.

Investigaciones científicas evidencian que en muchas zonas aumentará la desertificación, habrá grandes inundaciones y esto provocará un fuerte fenómeno migratorio. Para 2050 se prevé la presencia de unos mil millones de personas refugiadas ambientales, sobre todo en el Sudeste asiático, Centroamérica y el Caribe. En Copenhague no se mencionó el tema.

Estados Unidos y China, mayores responsables por la emisión de los Gases de Efecto Invernadero (GEI),dentro de sus políticas China aspira a décadas de crecimiento en base a un modelo productivo que le otorgue ventajas , considerando injusto adoptar reducciones de emisiones que pongan en peligro su crecimiento económico; los consumidores europeos y norteamericanos prefieren seguir comprando productos baratos sin reparar en las consecuencias ambientales y sociales de los salarios bajos y de la carencia de derechos sindicales o de la falta de controles sobre emisiones y vertidos. Acuerdo que satisface fundamentalmente a EEUU, China, India y Brasil.

La estrategia de la Unión Europea de hacer promesas en función de la acción de los otros países ha fallado; el papel de liderazgo que asumió durante la adopción del Protocolo Kyoto, distó mucho en ésta conferencia, donde el fracaso de las negociaciones se demuestro al comunicar formalmente a la ONU su intención de reducir un 20% sus emisiones de CO2 en 2020(respecto a los niveles de 1990). Una cifra mucho más baja de lo que se necesita y que es posible conseguir. (Debe reducir sus emisiones un 40%, respecto a los niveles de 1990).



África con intereses a veces distintos solicitó ayuda financiera para combatir cambios climáticos. Bolivia y Ecuador, plantearon temas importantes como el concepto de deuda y justicia climática, documentada mediante el proyecto Yasuní-ITT iniciativa del Gobierno ecuatoriano; que consiste en mantener el crudo bajo tierra indefinidamente siempre que, en un esfuerzo conjunto con la comunidad internacional, se compense al Ecuador al menos con el cincuenta por ciento de los ingresos que se recibirían en el caso de que el campo petrolero fuera explotado, y que se basa en la protección de la selva y la no explotación de reservas de crudos a cambio de una corresponsabilidad internacional.

Se evidenció la falta de capacidad de América Latina para negociar y presentarse como una sola voz; responsable del 70 por ciento de las emisiones de GEI; Centroamérica y el Caribe, dos de las regiones más vulnerables a los efectos dramáticos del cambio climático, demostraron total ausencia de una propuesta conjunta.

Brasil, estuvo condicionado por la falta de masa crítica, que en un primer momento solicitó compromisos serios a Estados Unidos y China, sin embargo decidió firmar el documento final. Es decir: lanzó la piedra y escondió la mano, quedándose a medio camino.

No se trató en la agenda el tema de la deforestación y del transporte internacional como elementos que afectan el clima, (causante del 20% de los gases de efecto invernadero), tampoco se mencionó el transporte aéreo y marítimo internacional de las grandes compañías relacionado con el turismo y el transporte de alimentos y ropas, que corresponde a un 14 % de la emisiones letales totales.

Lo que resulta evidente es la posición de Estados Unidos en dificultar la consecución de un acuerdo vinculante en la Conferencia sobre Cambio Climático de Copenhague; evitó comprometerse oficialmente con la reducción de gases de efecto invernadero y rechazo suscribir el acuerdo de Kioto, vigente hasta 2012, pese a ser uno de los países más contaminantes del planeta, supeditando el compromiso con el medio ambiente a sus intereses económicos en beneficio de las transnacionales.

El Presidente Obama no causó mayor expectativa; que si bien es cierto no cuenta con mayoría suficiente en el Senado de su país para aprobar la adhesión de EE. UU; demostró una vez más su incapacidad para traducir sus bellos discursos en hechos, una posición indiferente y de menosprecio, ante las consecuencias globales del cambio climático, ignorando el destino del Sur, incluyendo a Centroamérica y el Caribe.

El fracasado protocolo de Kioto (expira en 2012) no ha sido ratificado ni por EEUU ni por China, (principales países contaminantes) junto con Rusia e India, que puso en evidencia que de nada sirvieron las buenas intenciones y discursos prometedores de sus representante; carentes de políticas eficaces para luchar contra el efecto del CO2, donde los gobernantes del mundo antepusieron el interés particular al general. Tras meses de inflexión histórica en la lucha contra los gases de efecto invernadero, los 192 países que estuvieron presentes no cumplieron en conseguir un acuerdo firme y eficaz, por lo que veremos nuevos negocios de biocombustibles, quema de bosques, reemplazo de cultivos de alimentos, y el espectacular negocio financiero a través de la emisión de bonos “verdes”, que autoricen niveles máximos de contaminación y se “cotizan” en los mercados mundiales.

Mientras las expectativas se dirigen a México (2010), que será el próximo anfitrión de la próxima conferencia, lo que es evidente en Copenhague es que se ha desaprovechado una oportunidad histórica, para conseguir un acuerdo definitivo en materia ambiental, con la base de un nuevo orden climático internacional.

ANNA BERMEO TURCHI
CPP 3504
18 Febrero 2010