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Las historias sobre Ciencia y el medio ambiente, tienen un impacto directo sobre la vida de las personas. Escribir con claridad sobre la complejidad de estos temas, es seducir a todos los públicos sin perder un ápice de rigor periodístico. Tras un tiempo de sequía periodística, vuelvo retomar el blog, con la frecuencia de antaño. Sin embargo, en la vida surgen sorpresas y oportunidades en lo profesional que te hacen cambiar de rumbo.

domingo, 27 de febrero de 2011

BONOS DE CARBONO Y LA PRIVATIZACION DE LA NATURALEZA




Los bonos de carbono son un instrumento económico contemplado en el Protocolo de Kioto, que en teoría reducen la descontaminación de dióxido de carbono conocido también como el gas de efecto invernadero (GEI), que impiden la salida del calor del planeta provocando el calentamiento global.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a fines del 2010, lanzó un fondo de carbono de 50 millones de dólares para invertir en proyectos de energía limpia en América, y generar certificados de reducción de emisiones (CER -equivale a una tonelada de CO2) en el marco del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL). Mediante ese mecanismo, los países industrializados pueden “comprar” parte del monto total de sus compromisos de reducción de emisiones a proyectos de mitigación del cambio climático en países en vías de desarrollo, bajo la premisa de invertir en energía limpia menos contantemente que constituye tan solo el 10% sobre el total que en realidad es nada y no constituye la cura a nuestros males, donde la premisa más importante es un programa multimillonario es que aquellos que contaminan pueden pagar a otro para que se encargue de limpiar sus destrozos y no tener que hacerlo ellos mismos.



Los proyectos no solo contemplan el plantar bosques, sino incentivos para plantar centrales hidroeléctricas, como el caso de Lircay en Chile (2008). Según el libro “El mercado de emisiones: cómo funciona y por qué fracasa”, los bonos o créditos de carbono generados darán beneficios de 55.000 millones de dólares entre 2010 y 2012, gestionados por el Banco Mundial.

Este nuevo sistema de comercio impuesto desde una perspectiva económica, y generado alrededor del Protocolo de Kyoto es cuestionable; ya que los países industrializados no reducen las emisiones obligatorias de contaminación generadas dentro de sus fronteras, optando por adquirir bonos de carbono (RCE), ahorrando algunas unidades de emisión (que tendrían derecho pero que no han “utilizado”); pudiendo vender este exceso a los países que superan sus objetivos. Es más barato comprar los certificados que reducir las emisiones en sus países, este mecanismo de compensación les permite, de manera legal, seguir contaminando, convirtiendo los bonos de carbono en un bien de compra venta en un sistema de comercio semejante al usado en la bolsa de valores.

Detrás de la mafia climática de las negociaciones de los Bonos se encuentran Inversores, brocker, bancos, e instituciones europeas y norteamericanas, quienes invierten y logran acuerdos generados por los certificados de reducción (bonos de carbono).

India y China los mayores contaminadores del mundo (además de Estados Unidos) se han convertido en los mayores vendedores en el mercado del carbono. En 2003, la compra y venta mundial de bonos de carbono sumó 78 millones de toneladas de CO2; para 2005, aumentó a 799 millones de toneladas, con un valor de 9.401 millones de euros, y en 2006 se comercializaron 1.600 millones de toneladas por 22.500 millones de euros. Durante ese año, los países europeos dominaron el mercado de carbono con 86 por ciento del total de compras.

La demanda va en aumento, el precio del mercado en 1998 fue de 3.45 dólares por tonelada de CO2, aumentando de mano en mano el precio por certificado de 12, 14, 20, dólares. Siendo la misma tonelada reducida que sube especulativamente de precio en el mercado financiero, con proyecciones multimillonarias creando una burbuja descomunal que empieza a desarrollarse en el marco del Cambio Climático y su vinculación con los bosques, bajo lo que se conoce como REDD (Reducción de Emisiones provenientes de la Deforestación y la Degradación de los bosques).

Se mueven grandes intereses económicos detrás del negocio de mercado de carbono, la gravedad del asunto es cuando hablamos de bosques, se pretende desarrollar un nuevo tipo de derecho: Derecho de Carbono de Propiedad y de Bosque. Un claro ejemplo lo que ocurre en el gobierno británico que proyectó privatizar 748.000 hectáreas de bosques hasta el 2020; como medida destinada a atajar el enorme déficit del país (The Sunday Telegraph). Estas medidas de privatización bosques y degradación de espacios naturales son parte de la estrategia creada con los bonos de carbono; que pueden provocar que los bosques pasen a entidades privadas.

El diario The Guardian ( 28 Noviembre 2010 ) señaló que las grandes corporaciones del mundo (petróleo, minería, automóviles y empresas de gas) , tienen planeado invertir cientos de millones de dólares en un plan de protección forestal, incluidas las compañías de plantaciones de palma, compañías aéreas y bancos.

Un informe presentado por Amigos de la Tierra Internacional evidenció que la petrolera Anglo-holandesa Shell, Gazprom (Empresa de Energía más grande del mundo), y la “Fundación Clinton”, son inversionistas de un Proyecto denominado Rymba Rey, que supone protegerá cien mil hectáreas de humedales de indonesia, el proyecto espera evitar que 75 millones de toneladas de carbono se emitan en un periodo de 30 años, el cuál proporcionaría a los 3 grupos la suma de USD 750 millones, a un precio mínimo de $10 por tonelada. Permitiendo a los principales contaminadores del planeta en los “salvadores” de Bosques y de Selvas.

Otro problema radica en que algunos políticos se aprovechan por calificar como “Tierras degradas” a lo que en realidad son bosques, de ésta manera apoyan a las mismas industrias y prácticas que causas problemas sociales y ambientales en las comunidades como la quema de gas, incineración y grandes represas para generar energía, y doblar sus beneficios, como está está ocurriendo en los bosques de Inglaterra, Indonesia y Brasil, donde los gobiernos presionan a los pueblos indígenas para apoderarse de sus tierras.

Un reporte del 2009, presentado por la Global Forest Coalition de ONGs y Organizaciones de Pueblos Indígenas, dejan claras evidencias de las inconsistencias de la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques (REDD), derechos territoriales y el derecho a consulta a los pueblos indígenas; donde se analizan casos de países como Colombia, Paraguay y Panamá, donde se genera una evidente tendencia a des reglamentar el control de los bosques, los mecanismos de mercado, él incremento la deforestación, y los "contratos para la venta de oxigeno".

Mientras se asignen valores monetarios a la atmósfera terrestre, los países desarrollados continuaran con sus prácticas contaminantes (2200 millones de toneladas anuales de este gas), generados a partir de la deforestación y degradación del medio ambiente, e invirtiendo en países como el nuestro (que de por sí, producen menores cantidades de emisiones, y muchos de ellos están por debajo de los umbrales establecidos), para la reducción de CO2 en su favor.

Siendo los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL), soluciones disfrazadas para que los países contaminantes continúen aportando emisiones de gases invernadero, a cambio de fondos destinados a los países más pobres, donde los bosques se encuentras amenazados por el derecho de carbono, que en el fondo es un derecho de propiedad sobre la captura de carbono de un bosque. Los certificados dan la prerrogativa de comprar y decir “No soy el dueño de los arboles, ni del bosque; pero si el dueño de la capacidad de absorción de CO2 de ese bosque y/o esa selva”, pudiéndolo comercializar.

En la práctica, el sistema no ha conseguido incentivar la reducción de emisiones al no existir cambios estructurales en los actuales patrones de uso, producción o consumo de la energía, donde industrias contaminantes culpables de haber provocado daños al espacio atmosférico no se les impone límites, sino se les recompensa por su pasado contaminador.

Los proyectos de emisiones han supuesto en muchos casos la apropiación de tierras, y desalojo de los pueblos indígenas, comunidades dependientes de los bosques dedicadas al pastoreo sostenible. El funcionamiento del mercado de emisiones representa la piedra angular de la política global sobre el clima, donde se encuentran enfocados los discursos políticos, y donde los medios de comunicación (salvo ciertas excepciones) nos envuelven con doble discurso enfocado en considerar positivos los proyectos que en teoría ayudarían a reducir las emisiones del CO2 ,permitiendo obtener financiación para proyectos limpios en países en vías de desarrollo; una supuesta actitud responsable frente a las amenazas que acechan a nuestro planeta.

DRA. ANNA BERMEO T.
CPP 3504
anna.bermeo@gmail.com