Las historias sobre Ciencia y el medio ambiente, tienen un impacto directo sobre la vida de las personas. Escribir con claridad sobre la complejidad de estos temas, es seducir a todos los públicos sin perder un ápice de rigor periodístico.
Tras un tiempo de sequía periodística, vuelvo retomar el blog, con la frecuencia de antaño. Sin embargo, en la vida surgen sorpresas y oportunidades en lo profesional que te hacen cambiar de rumbo.
Hace unos años cayó en mis manos por casualidad el libro titulado “Las mujeres con el síndrome que aman demasiado”, de Robin Norwood; quien hace referencia a aquellas mujeres que son atraídas por hombres conflictivos, distantes y problemáticos; donde aparece en línea una Asociación española denominada: Mujeres Anónimas Que Aman Demasiado (MAQAD), cuya dirección se puede visualizar en: http://mujeresqueamandemasiado.com/about/, donde promueven la recuperación emocional de aquellas mujeres que se ven afectadas mediante la aplicación de un Programa Terapéutico de Autoayuda, de Diez Pasos.
Si hay algo de lo que no soy partidaria ni me emociona es hablar sobre la retórica del amor, ni del instrumento y el símbolo de representación de la mediación entre los hombres. He llegado a la conclusión que el ideal del amor perfecto, el estereotipo generalizado que todo el mundo busca, comprensivo, atento… con las típicas cualidades de un príncipe azul, no existe, no importa cuánto nos esforcemos en buscarlo, es imposible de alcanzar la perfección (porque no existe) eesto no quiere decir que no vale la pena intentarlo , sino que hay que ser consciente, realista de su abstracción y su no existencia en la realidad. Creo que el amor es como el poema "Te espero" de Benedetti:
Moraleja, la vida no es un lecho de rosas (ojala lo fuera), o tal vez sería aburrido, es mejor recordar el amor en obras llenas de pasión como “Cumbres Borrascosas”, (mi favorita) que relata la historia de un gran amor que no se lleva a cabo entre Heathcliff y Catalina Earnshaw; que los llevò a la locura y finalmente a la muerte, para así poder al fin, consumar su amor en un mundo fantasmal, más allá de la vida terrenal. O quizás aquella que causó polémica “El último Tango en París” (1972), donde los protagonistas María Schneider y Marlon Brandon (Autodestructivo) buscaban todo menos amor: una relación en la que no importaban los nombres sino la intensidad y el lado salvaje del ser humano, un batido de sensaciones irrechazable para una chica ingenua y todo un desahogo para un perdedor. Sin embargo, el tiempo consiguió que acaben por enamorarse (con un final inesperado). Y otra no menos interesante denomiada “9 semanas y media”, donde un hombre solitario y enigmático Mickey Rourke del que se enamora una atractiva mujer de negocios divorciada Kim Basinger, donde entre ambos surge una relación apasionada y tormentosa que los lleva a la autodestrucción. La mujer comienza a replantearse su futuro, debatiéndose entre controlar su realidad o satisfacer sus más oscuros instintos.
Por suerte el amor es algo totalmente distinto, complejo e interesante. El amor tiene un olor intrigante a veces dulce, otras amargo, huele a oportunismo, egoísmo, a veces huele a paz, tranquilidad, sosiego, seguridad, incluso oportunismo, inseguridad y otras a venganza. El amor es algo interesante, pero si nos dejamos llevar por esa retorica del amor es por el miedo de ver las cosas y llamarlas como son de verdad. Pero el amor está ahí entre nosotros, vive en cada uno, se encuentra en lo que hemos comido respirado, vive en cada uno de nosotros. Y no se encuentra en la rueda de amigos para compartir un momento de felicidad, o en las fotos donde mostramos nuestros lados felices. El amor es aceptar a la pareja como es (claro con ciertas excepciones), consideremos que el amor va más allá de las definiciones; todo los que hemos amado lo conocemos.
Las hambrunas se repiten año tras año en los países más empobrecidos del mundo, y provocan la muerte de millones de personas. Constituyen un problema crónico que aparentemente sobrepasa la capacidad de actuación del resto de países, es sin embargo escalofriante pensar que en pleno siglo XXI , el hambre y la mortalidad infantil haya aumentado en el mundo, condenando alrededor de 29.000 niños y niñas menores de cinco años a morir.
Cada minuto fallecen 21 niños en el mundo por causa de hambruna. Datos estadísticos otorgados por la UNICEF evidencian que más del 70% de los casi 11 millones de muertes infantiles que se producen todos los años se deben a: diarreas, paludismo, infecciones neonatales, neumonía, parto prematuro o la falta de oxígeno al nacer, constituyendo las principales causas de mortalidad
Una vez más, se invidencia la hambruna en el Cuerno de África (Etiopía, Kenia, Somalia, Uganda, Eritrea y Yibuti), datos de la Oficina de Ayuda Humanitaria de Naciones Unidas, evidencian que son 13,3 millones que luchan por sobrevivir de la sequía y hambruna, la más grave de los últimos 60 años. La causa inmediata de este desastre es claro: las lluvias han fracasado por dos años consecutivos en las regiones secas de África oriental, donde el agua es tan escasa año tras año.
Si bien es cierto una sequía masiva este año no se podía predecir con exactitud, pero el riesgo de hambruna era fácilmente previsible. Donde el número de personas que necesitan ayuda ha aumentado de 2,4 a 3,7 millones en sólo seis meses. UNICEF evidenció esta terrible situación, que afecta sobre todo a niños en África e India, y recordó que la batalla contra la desnutrición infantil apenas ha logrado avances en los últimos 15 años (desde 1990 sólo se ha reducido en cinco puntos porcentuales). Convirtiendo en un fracaso la meta fijada por la ONU para 2015 de reducir a la mitad el hambre de los niños.
El Director general de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el brasileño José Graziano Da Silva, admitió que muchos países pobres no podrán reducir la meta fijada por la ONU ante la falta de recursos y ausencia de voluntad internacional.
Según datos estadísticos 146 millones de niños pasan hambre (27% de la población infantil en países en vías de desarrollo), En muchos casos acaban muriendo (más de cinco millones al año). En los últimos meses cientos de niños somalíes han muerto en un campamento de refugiados en Etiopía por sarampión y malnutrición aguda; otros 29 mil niños menores de cinco años han muerto en los últimos tres meses por la hambruna que azota al país africano ocasionada por una de las peores sequías. Informo la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
La FAO ha reclamado 85 millones de euros para proporcionar ayudas a la agricultura en el Cuerno de África, donde once millones de personas necesitan ayuda urgentemente en Somalia, Kenia, Etiopía y Yibuti. La mitad de la población somalí; 3,7 millones personas se encuentran en crisis humanitaria. Unos 130.000 están en dos campamentos en Etiopía y 380.000 en Kenia, en el campo de refugiados de Dadaab, considerado el mayor del mundo. Somalia se enfrenta a su peor crisis alimentaria en dos décadas. 29 mil niños somalíes menores de cinco años han muerto en los últimos tres meses por la hambruna según datos proporcionados por las Naciones Unidas (ONU). El organismo internacional detalló que ante la crisis de alimentos y agua, en la nación del cuerno de África se producen 7,4 muertes diarias por cada 10 mil personas, según reportes publicados por la ONU
El Fondo de la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), detalló que el 80 por ciento de los mil 400 somalíes que llegan a los refugios en Kenia son mujeres y niños. En la actualidad hay unos 400 mil somalíes viven en los campos de refugiados de Dabaab, el más grande que existe en el mundo hasta ahora.
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA) anunciaron que el número de personas que padece hambre en el mundo sigue siendo inaceptablemente, la hambruna en África ha generado en los últimos meses el desplazamiento de cientos de miles de personas que buscan refugio ante la sequía y violencia que viven en Somalia, según datos del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur).
Según Jean Ziegler, la agricultura mundial podría alimentar a más de 12.000 millones de personas, el doble de la población del planeta y sin embargo el pasado año murieron de hambre 36 millones de personas; el agudo analista francés, miembro del Comité Consultivo del Consejo de Derechos del Hombre de la ONU y analista de política internacional y exrelator especial de las Naciones Unidas sobre Alimentación, denunció en la Cumbre convocada por la FAO en Roma, sobre los despiadados negocios que se ocultan tras el hambre de millones de seres humanos, quien no vaciló en denunciar las políticas absurda del Fondo Monetario Internacional y de la Banca Mundial y que hoy lo vemos reflejado en su libro: “El hambre en el mundo explicada a mi hijo”
El autor cuestiona como en un mundo cada vez más rico, treinta millones de seres humanos mueren de hambre cada año y otros cientos de millones sobreviven gravemente mal nutridos. Sin disimular su indignación, el autor Jean Ziegler en la publicación de su libro titulado: “El hambre en el mundo explicada a mi hijo”; realiza un recorrido pedagógico y divulgativo por la geografía del hambre, y responde a las preguntas que le plantea su hijo, y las mismas que le podrían plantear los niños al mundo; confecciona un esquema explicativo de todas las causas del hambre estructural y coyuntural que existen en el mundo. Responde sobre los falsos argumentos que los países más ricos, motores de la economía mundial, utilizan como excusa para condenar a millones de personas a morir de hambre cada año, revela datos que nos llevan a preguntarnos cómo es posible que a pesar de que se cuente con recursos suficientes, no existan mecanismos que permitan un reparto justo de la riqueza y de los alimentos.
Hoy en día volvemos a tener esa hecatombe de víctimas, esa hambruna que mata y en el drama somalí encontramos prácticamente todos los ingredientes de las catástrofes: … guerras fratricidas… inestabilidad institucional… catástrofes… falta de carreteras… y rechazo de colaboración con la ONU y las organizaciones caritativas, entre otros, que con un mínimo de colaboración entre los señores de la guerra y la ONU, se podría combatir de manera eficaz; sustituyendo los programas de ayuda alimentaria por inversión en infraestructuras que permita a los países más empobrecidos producir suficientes alimentos para autoabastecerse e incluso comercializar sus productos. Y no estar sometidos a la especulación en las bolsas, donde deberían ser fijados por acuerdos internacionales entre países productores y países consumidores, con un sistema de regulación de precios que impida la especulación, para frenar el poder de las grandes empresas multinacionales, que sobrepasa con creces el marco de acción de los Estados e impone sus criterios, en los que la ética y la solidaridad no tienen cabida.
Es necesario prohibir toda transformación de alimentos en biocarburantes, los cuales deberían producirse a partir de desechos agrícolas no alimenticios y no a partir de plantas cultivadas para consumo humano, convirtiendo así el hambre en el arma de destrucción masiva que sirve para dominar y explotar a los pueblos
El hambre es hoy producto de una serie de decisiones y medidas que podrían revertirse con instrumentos democráticos clásicos, recuperemos el control de nuestros estados a través de sistemas verdaderamente representativos, no permitamos que el hambre, la desnutrición, la enfermedad, la muerte de una mayoría acabe con la dignidad y la vida de la mitad de la población mundial. La red es el medio, contagiemos las conciencias del mundo para liberarnos. Aquí encontrarás una opción: (http://www.1billionhungry.org/#.TufnQ0SwxwI.facebook) “Los que apoyamos esta campaña consideramos inaceptable que casi mil millones de personas vivan en condiciones de hambre crónica. A través de las Naciones Unidas hacemos un llamamiento a los gobiernos para que den la máxima prioridad a la eliminación del hambre hasta cumplir esta meta”.
DRA. ANNA BERMEO TURCHICPP 3504
anna.bermeo@gmail.com
