Bolivia es uno de los países del mundo donde se concentra la mayor parte de la biodiversidad terrestre, se encuentra entre los quince países con mayor biodiversidad. Representa el 0,2% de la superficie mundial y alberga alrededor del 40% de la diversidad biológica mundial. Cuenta con una gran cantidad de ecosistemas diferentes como el Altiplano, los valles, el Chaco o la selva amazónica.
Las industrias de minería y procesamiento de minerales han formado la base de la economía del departamento de Oruro de Bolivia, durante varios siglos, y parece que seguirá siendo así en el futuro previsible, debido a que existe mayor apertura de nuevos proyectos mineros e hidrocarburíferos, incentivos a la inversión transnacional, y acceso sin restricciones a las áreas protegidas para la explotación de los recursos naturales, mediante la Ley de Minería y Metalurgia, la cual se da mayores incentivos y facilidades a los operadores mineros y una expansión de la frontera agrícola para la exportación de productos agroindustriales, entre otros (Andreucci, Gruberg, 2015)
Con la modernidad, durante la República y hasta la actualidad, los problemas de contaminación se han diversificado e incrementado. El Departamento de Oruro, al igual que Potosí, tienen una larga tradición minera desde la época de la colonia, asiento minero de larga duración y se mantiene en las cuencas de Oruro como la principal actividad, a pesar de la contaminación que producen. Estas políticas generan un mayor deterioro del entorno ambiental, económico, social y político de las comunidades indígenas originarias campesinas.
Las condiciones de salinidad y caudales de los tributarios del río Desaguadero, el Lago Poopó y el lago Uru-Uru están inevitablemente determinadas por la actividad minera; el río Huanuni que desemboca en el Poopó en su curso bajo, a partir de La Joya se ve sometido a la recepción de cargas importantes de metales pesados y sales minerales generados en la actividad minera y en las plantas de fundición de metales de la zona de Oruro. Entre estos metales, el cadmio, el plomo, el mercurio, el níquel, el cobalto, el cromo y el arsénico se encuentran presentes en concentraciones por encima de los límites permisibles para consumo humano.
En los lagos Poopó y Uru Uru, el estaño está presente en todo el sistema hídrico de la cuenca, en concentraciones igualmente altas¸ las aguas han perdido su calidad para consumo humano, consumo animal y para el desarrollo sostenible de la fauna íctica. No permiten que vida se desarrolle en ellos, ocasionando la pérdida de la que otrora era una fuente de alimento muy importante: la pesca.
Cuencas enteras se ven afectadas por este tipo de contaminación y como consecuencia directa las poblaciones que en ellas viven. La contaminación en zonas de minería del oro en el norte de La Paz y otras regiones de la Amazonía, no debe pasar desapercibida ya que potencia los procesos de deforestación; la lixiviación de suelos, que deterioran su calidad debido a la acumulación de residuos provocando que se incremente la contaminación por mercurio.
La cuenca del lago Poopó, siendo cerrada, recibe todas las contaminaciones a través de sus afluentes, por las actividades mineras; actividades urbanas con residuos sólidos y líquidos, así como el elevado grado de sedimentación principalmente del río Desaguadero, que aporta el 90% de agua a los lagos UruUru y Poopó. sectores agrícolas representando fuentes de infección, transferida a la producción.
Un estudio publicado por la Journal of Mining & Enviroment, evidencia, que en el lago Poopó, se vierten diariamente 39 kilos de metales pesados, muy por encima de los límites permitidos: cadmio, 3969 de zinc, 821 de arsénico y 73 de plomo.
El Lago Poopó, el segundo más grande de Bolivia se está secando a vista y presencia de sus pobladores quienes han presenciado su deterioro y posterior muerte. De los 2.337 kilómetros cuadrados que tenía hace 10 años, ahora sólo quedan tres parches húmedos que suman 1 kilómetro cuadrado de 30 centímetros de profundidad; ahora no es más que una planicie desértica reducido a un pobre humedal estacional, algo que para los especialistas es irreversible.
Se perdieron 200 especies, murieron miles de peces, las aves migratorias cambiaron de ruta, algunas especies de mamíferos murieron y/o abandonaron el área, y los pobladores en su mayoría se fueron. La pérdida de uno de los ecosistemas más importantes de la región, sucedió a la vista de todos. De acuerdo con el Centro de Ecología y Pueblos Andinos (CEPA), el número de familias afectadas supera las 3000, con una mayor incidencia en el municipio de Poopó y el Choro.
Estudios científicos atribuyen que la evaporación del lago, se debe a una confluencia de factores como el cambio climático que ha traído prolongadas sequías, y la extracción de agua para la agricultura y la contaminación minería en el altiplano boliviano, a unos 3.700 metros sobre el nivel del mar.
Una investigación, basada en una revisión de los estudios científicos del lago, señalan que la sequía y consecuente disminución del volumen del lago se inició en 1988. Esta disminución aumento la salinidad del lago, y la concentración de metales pesados y la consiguiente degradación del producto pesquero, afectando a unas 50 mil personas que vivían de su consumo. La escasa lluvia originada por el cambio climático, y el mal manejo de las cuencas ocasionados por la actividad minera, pone en peligro también el lago Uru Uru, cercano al Poopó que también podría desaparecer
La escasez de agua puede afectar a la agricultura, la ganadería y la industria y, por lo tanto, producir escasez de alimentos y hambre a nivel mundial. Según la ONU, el número de personas en zonas con escasez de agua oscilará entre 2.700 y 3.200 millones hacia 2050.
DRA. ANNA BERMEO T.
Andreucci D., Gruberg H. (2015) Evaluación de la gestión socio-ambiental del sector minero en Bolivia. El caso de la cuenca del lago Poopó. Recuperado de http://ambiental.net/wp-content/uploads/2016/05/AndreucciGruberGestionSocioAmbientalMineraBolivia16.pdf