Un grupo de parlamentarios republicanos, opuestos a la reforma sanitaria impulsada por Barack Obama y aprobada en los consensos, interpusieron un recurso ante la Constitución para obstaculizar su desarrollo, logrando eliminar dos provisiones de la ley, lo que obligará a hacer una nueva votación en la Cámara Baja, al encontrar violaciones en dos provisiones en la llamada "iniciativa de enmiendas" ( llamada así porque contiene cambios a la iniciativa que ya convirtió en ley) forzando que la iniciativa fuera regresada a la Cámara de Representantes para otra votación.
Según la Constitución estadounidense, una ley solo puede ser promulgada si las dos cámaras del Congreso aprueban exactamente el mismo texto. El trámite quedaba pendiente de conciliar ambas versiones en un proyecto único; teniendo que ser votado luego por representantes y senadores. En enero, los republicanos en elecciones parciales al sexagésimo escaño demócrata en el Senado, se adquirieron la minoría de bloqueo suficiente para impedir que la cámara alta aprobara una versión conjunta de la reforma (cfr. Aceprensa, 22-01-2010)
Doce estados de tradición republicana, entre los que destacan Texas, Ohio, Florida o Virginia, preparan demandas sobre la constitucionalidad de la reforma sanitaria aprobada; plantean un recurso ante el Supremo contra la ley sanitaria de Obama; el punto central de la controversia es la inclusión en la nueva ley de la obligación de que todos los ciudadanos estadounidenses y residentes legales que dispongan de un seguro médico a partir de 2014 o paguen una multa si no lo hacen.
A juicio de Bart Stupak ex policía estatal que fue elegido al Congreso por Michigan (Es co-presidente del bloque “pro-vida” en el Congreso y se llama a sí mismo un “demócrata pro-vida); Conocido por su lucha contra el aborto, respaldó la ley sanitaria, a cambio de que el aborto no sea subvencionado con fondos públicos, el borrador del proyecto establece que las mujeres pueden escoger un plan que les cubra el aborto, pero aclara que deben de pagar de su bolsillo el costo de la cirugía.
Obama ha dado garantías de que “no se utilizarán fondos federales para financiar abortos y las leyes federales sobre objeción de conciencia seguirán vigentes”, según estipulará el anunciado decreto presidencial. En resumen, no existe una política o plan de atención de la salud que se incluyan en las nuevas reformas la enmienda Stupak-Pitts , a menos que una mujer utilice sus propios fondos para pagar los de una póliza adicional para cubrir los abortos.
La enmienda Stupak-Pitts manda que ni un centavo del presupuesto federal se puede usar para pagar para un aborto ni “cubrir ninguna parte de ningún plan de salud” que incluye el aborto, con la excepción de los casos en que la vida de la madre está en peligro o el embarazo fuere resultado de violación o del incesto, pero no las amenazas a la salud de la mujer ni casos de anormalidad severa del feto.
La ley aprobada, sin la enmienda Stupak-Pitts restringirá el acceso de las mujeres a la cobertura del aborto en el mercado privado de seguro de salud, tendrian que comprar planes de salud privados que cubran aborto, e incluso la mayoría de las primas con su propio dinero. Esto significa que muchísimas mujeres serían forzadas a continuar un embarazo sin futuro aun cuando el feto no tuviera ninguna posibilidad de sobrevivir y aun cuando eso pusiera en peligro su capacidad de tener hijos en el futuro.
Los demócratas que destacaron su apoyo a la enmienda de Stupak están representados por Marcy Kaptur, Kathy Dahlkemper, Brad Ellsworth y Daniel Lipinski, todos ellos católicos y presuntos componentes de la docena de congresistas que se unieron a Stupak votando por el no.
Bill McCollum, fiscal general de Florida en referencia a la legislación de Sanidad aprobada sostuvo que: “El desafío legal parece ser la única esperanza para proteger al pueblo estadounidense de este ataque contra nuestro sistema de gobierno”
La media de las encuestas revela que sólo el 47,4% de los americanos está satisfecho con la gestión de Obama. Y sólo el 33% piensa que Estados Unidos va en la dirección adecuada. La batalla por la reforma de salud no sólo se librará en los tribunales; en más de 30 estados legisladores republicanos han presentado proyectos de ley y resoluciones que buscan limitar el alcance de diferentes aspectos de la reforma sanitaria. Además, el Senado de EE.UU. todavía debe dar su visto bueno varias enmiendas del proyecto aprobado el domingo por la Cámara de Representantes.
Otro estudio de opinión realizado por la firma CID-Gallup publicada esta semana, revela que un 49% de los estadounidenses apoya la reforma de salud, frente a un 40% que la rechaza. Antes de la votación en el Congreso ganaban los que se oponían a ella.
En definitiva la opinión pública empieza a moderar su oposición a la reforma, no veremos a corto plazo un gran cambio en el sistema de sanidad. Obama parece dispuesto a fomentar la cobertura universal y en eliminar los lastres religiosos, pudiendo ser clave para las elecciones de noviembre Aún pasará un tiempo hasta que la oportunidad de una verdadero sistema sanitario público en Estados Unidos aparezca en el horizonte.
ANNA BERMEO TURCHI
CPP 3504
