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Las historias sobre Ciencia y el medio ambiente, tienen un impacto directo sobre la vida de las personas. Escribir con claridad sobre la complejidad de estos temas, es seducir a todos los públicos sin perder un ápice de rigor periodístico. Tras un tiempo de sequía periodística, vuelvo retomar el blog, con la frecuencia de antaño. Sin embargo, en la vida surgen sorpresas y oportunidades en lo profesional que te hacen cambiar de rumbo.

martes, 13 de diciembre de 2011

DIALÈCTICA DEL AMOR Y LA ESTUPIDEZ DE SER FELICES



Hace unos años cayó en mis manos por casualidad el libro titulado “Las mujeres con el síndrome que aman demasiado”, de Robin Norwood; quien hace referencia a aquellas mujeres que son atraídas por hombres conflictivos, distantes y problemáticos; donde aparece en línea una Asociación española denominada: Mujeres Anónimas Que Aman Demasiado (MAQAD), cuya dirección se puede visualizar en: http://mujeresqueamandemasiado.com/about/, donde promueven la recuperación emocional de aquellas mujeres que se ven afectadas mediante la aplicación de un Programa Terapéutico de Autoayuda, de Diez Pasos.

Si hay algo de lo que no soy partidaria ni me emociona es hablar sobre la retórica del amor, ni del instrumento y el símbolo de representación de la mediación entre los hombres. He llegado a la conclusión que el ideal del amor perfecto, el estereotipo generalizado que todo el mundo busca, comprensivo, atento… con las típicas cualidades de un príncipe azul, no existe, no importa cuánto nos esforcemos en buscarlo, es imposible de alcanzar la perfección (porque no existe) eesto no quiere decir que no vale la pena intentarlo , sino que hay que ser consciente, realista de su abstracción y su no existencia en la realidad. Creo que el amor es como el poema "Te espero" de Benedetti:



Moraleja, la vida no es un lecho de rosas (ojala lo fuera), o tal vez sería aburrido, es mejor recordar el amor en obras llenas de pasión como “Cumbres Borrascosas”, (mi favorita) que relata la historia de un gran amor que no se lleva a cabo entre Heathcliff y Catalina Earnshaw; que los llevò a la locura y finalmente a la muerte, para así poder al fin, consumar su amor en un mundo fantasmal, más allá de la vida terrenal. O quizás aquella que causó polémica “El último Tango en París” (1972), donde los protagonistas María Schneider y Marlon Brandon (Autodestructivo) buscaban todo menos amor: una relación en la que no importaban los nombres sino la intensidad y el lado salvaje del ser humano, un batido de sensaciones irrechazable para una chica ingenua y todo un desahogo para un perdedor. Sin embargo, el tiempo consiguió que acaben por enamorarse (con un final inesperado). Y otra no menos interesante denomiada “9 semanas y media”, donde un hombre solitario y enigmático Mickey Rourke del que se enamora una atractiva mujer de negocios divorciada Kim Basinger, donde entre ambos surge una relación apasionada y tormentosa que los lleva a la autodestrucción. La mujer comienza a replantearse su futuro, debatiéndose entre controlar su realidad o satisfacer sus más oscuros instintos.

Por suerte el amor es algo totalmente distinto, complejo e interesante. El amor tiene un olor intrigante a veces dulce, otras amargo, huele a oportunismo, egoísmo, a veces huele a paz, tranquilidad, sosiego, seguridad, incluso oportunismo, inseguridad y otras a venganza. El amor es algo interesante, pero si nos dejamos llevar por esa retorica del amor es por el miedo de ver las cosas y llamarlas como son de verdad. Pero el amor está ahí entre nosotros, vive en cada uno, se encuentra en lo que hemos comido respirado, vive en cada uno de nosotros. Y no se encuentra en la rueda de amigos para compartir un momento de felicidad, o en las fotos donde mostramos nuestros lados felices. El amor es aceptar a la pareja como es (claro con ciertas excepciones), consideremos que el amor va más allá de las definiciones; todo los que hemos amado lo conocemos.

Sean felices en toda la extensión de la palabra

ANNA BERMEO