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Las historias sobre Ciencia y el medio ambiente, tienen un impacto directo sobre la vida de las personas. Escribir con claridad sobre la complejidad de estos temas, es seducir a todos los públicos sin perder un ápice de rigor periodístico.
Tras un tiempo de sequía periodística, vuelvo retomar el blog, con la frecuencia de antaño. Sin embargo, en la vida surgen sorpresas y oportunidades en lo profesional que te hacen cambiar de rumbo.
viernes, 6 de noviembre de 2009
MARIO VARGAS LLOSA Y LA DOCTRINA DEL MAL MENOR PARA JUSTIFICAR LA GUERRA EN IRAK
Es innegable el talento literario del polémico y reconocido escritor y periodista Mario Vargas Llosa, además de ser un escritor extraordinario versátil en sus escritos filosóficos, su trabajo biográfico o su ficción; es totalmente compatible, con la misma conciencia intelectual liberal. Sin embargo sus inquietudes políticas o ideológicas no solo se perciben en las páginas de sus libros o artículos, sino en la arena política mundial. Autocalificado como un ciudadano del mundo expone con crudeza sus ideas sobre sus colegas escritores y la situación mundial.
El escritor Mario Vargas Llosa en su columna del diario “El País” denominada: “Piedra de Toque”: publicó siete reportajes : del “Diario de Irak” que reúne diversos textos aparecidos: “La libertad Salvaje”, “Los Creyentes”,” Los Saqueadores de Libros”, “Frejoles Blancos”, “Otelo al revés”, “Los Kurdos”, “El Virrey”; donde pretende realizar la recapitulación de los hechos desarrollados sobre la invasión de Irak; al permanecer por espacio de 12 días en Oriente Medio para cubrir “una serie de reportajes de encargo”, emitidos entre el 1 Julio y 6 de agosto del 2003.
Un concepto que recoge Mario Vargas Llosa del político Michael Ignatieff, para explicar, criticar y justificar la guerra en Irak es la de denominación sintomática “El mal menor”; donde el autor defiende dilemas éticos originados por la visualización mediática del terror con posterioridad al 11-S de 2001, mediante una ética y una política preventiva capaz de proponerse dos fines aparentemente antitéticos:
a) Compatibilidad de la suspensión en el ejercicio de alguno de los derechos y libertades públicas con el mantenimiento de una normalidad democrática, que incluye el posible control que a este respecto le corresponden a los medios de comunicación de masas;
b) la justificación del recurso a la violencia en virtud del principio de una legítima defensa y de la doctrina del mal menor, siempre y cuando los medios de comunicación de masas garanticen la publicidad y transparencia de todo este proceso.
El principio ético del mal menor exige que cualquier intervención de los poderes públicos reúna tres rasgos característicos:
1) la justificación de ese inevitable mal menor; 2) la temporalidad de la suspensión en el ejercicio de los derechos civiles en un plazo prefijado de antemano; y 3) el control democrático público a través de los medios de comunicación de masas.
En su opinión, la doctrina del mal menor es una herramienta del derecho constitucional de eficacia probada a lo largo de la historia de las instituciones políticas, y que sigue ofreciendo un futuro esperanzador a la hora de abordar el horizonte incierto y hostil que nos amenaza.
Justificación suficiente para que el escritor Mario Vargas Llosa declare su posición a favor de la guerra mostrando una realidad mediática en pro de los Estados Unidos, manifestando: “el régimen Nazi sumió al mundo entero (no sólo a los alemanes o a los judíos) al horror de la Segunda Guerra Mundial y que podría haberse evitado removiendo a Hitler del poder cuando se estuvo a tiempo”, Vargas Llosa reconoce que la tiranía expansionista como la de Saddam Husein “no sólo violaba de forma sistemática los derechos de los iraquíes, de una forma que la comunidad internacional no debía pasar por alto, sino que la propia comunidad internacional tenía derecho a sentir sobre sí la amenaza expansiva de tal régimen de terror, y de actuar en su propia defensa de modo preventivo”. Vargas Llosa habría justificado que los países democráticos debían de haber actuado contra Hitler en los años previos a 1,939.
Su actividad política se encuentra profundamente arraigada en la literaria y, viceversa; más no su rigor, en una campaña de desinformación permanente de los hechos ocurridos en Irak, tratando de ocultar bajo una apariencia de razones objetivas a una guerra ilegal, que amenaza las normas legales de las naciones.
Vargas Llosa en su viaje a Oriente Medio recoge numerosas entrevistas y testimonios personales, en relación con la visión que los iraquíes tienen de los invasores. Afirma que los iraquíes, los cibercafés proliferan por toda Bagdad, se han fundado más de 50 periódicos, y prolifera la venta de antenas parabólicas. Hace un reproche generalizado de los iraquíes hacia los americanos por haberse inhibido durante la ola de saqueos y destrozos que siguió a la invasión y la desaparición del orden, injusto y cruel, pero orden al fin y al cabo, que garantizaba la policía sadamita. La plaga de Alí Babás (saqueadores) redujo los museos, los palacios del régimen, los comercios, las comisarías y las oficinas a puros escombros, donde se mezclaban el ansia de venganza de los delincuentes comunes excarcelados que causaron un daño mucho mayor que la guerra en sí misma. Los iraquíes manifiesta:” reprochan a los ocupantes que no hayan contenido la ola irrefrenable del libertinaje; existe una minoría de iraquíes contrarios a la ocupación”: aquellos que formaban la casta dirigente durante la dominación de Saddam. (Antiguos integrantes de la Guardia Nacional, miembros del partido Baaz y suníes). Sorprende la enorme importancia que Occidente concede a estos nostálgicos de una tiranía que les garantizaba unas prerrogativas edificadas sobre el sufrimiento y la opresión de sus conciudadanos (La invasión a Irak y las encuestas- Luis Carlos Silva Ayçaguer)
El escritor justifica la guerra mediante argumentos: “todo el sufrimiento que la acción armada que se ha infringido al pueblo iraquí es pequeño comparado con el horror que vivió bajo Saddam Hussein” (Mi diario en Iraq”, Reforma, 25 de junio/6 de julio de 2003). Sus declaraciones a favor de la guerra fueron recogidos por todos los medios nacionales e internacionales en declaraciones como: “Hubiera apoyado la intervención sin vacilar”; "se ha liberado al pueblo iraquí de un dictador terrible”; “Si la comunidad internacional hubiera hecho con Hitler lo que con Saddam Husein se hubiera evitado el apocalipsis”; “No cabe duda de que ese país (EEUU) es una democracia con un régimen muy abierto y gran capacidad de crítica" ; ”la guerra era necesaria para liberar a los iraquíes de una dictadura terrible”; "…formidable campaña internacional de los medios europeos embebidos de odio a los Estados Unidos"; "Habían llegado a persuadir a un importante porcentaje de la opinión pública de que la intervención militar en Irak era un absoluto fracaso""Una traición es retirar las tropas españolas de Irak, y retirar el apoyo a Estados Unidos que colabora en una lucha por el triunfo de la libertad para Irak”
Desde que Vargas Llosa escribiese la mayor parte de los artículos y posteriormente se convirtiesen en un libro; ha transcurrido algo más de cuatro años. Donde ya eran conocidos los diversos crímenes de guerra sancionados por el derecho internacional humanitario cometidos contra Irak (Ataques a la población civil, Utilización de armas prohibidas, Bombardeos masivos y prolongados, Destrucción de las infraestructuras civiles, Ataques a los medios de comunicación y asesinato de periodistas, La asistencia a las víctimas, Destrucción y saqueo del patrimonio cultural) convirtiendo a Irak en una encarnizada batalla entre la sociedad abierta, donde la aplicación del mencionado principio de la injerencia humanitaria pretendió llevar a Irak los beneficios de la libertad y la democracia, en nombre de la teocracia, la opresión, el oscurantismo y la tiranía.
Las obras del autor han recibido numerosos premios internacionales, (incluyendo el Premio Jerusalén en 1995), con la excepción, del Premio Nobel a la Literatura. Es injustificable que el escritor avale el genocidio perpetrado a causa del petróleo; aduciendo: “No creo que sea una guerra por petróleo, en la elección de Irak desempeña un papel importante el petróleo, no por la visión caricatural de un supuesto intento de favorecer a una determinada compañía u otra, sino porque está en la agenda de la política norteamericana; hoy en día no se puede dejar en manos de irresponsables como el dictador de Irak el combustible del que depende en cierta forma el futuro de los países industrializados. Es un factor que no aparece explícitamente, pero que indudablemente ronda por allí.” (Entrevista del 16 de marzo 2003 Diario La Nación, de Buenos Aires – Argentina).
Lo que plantea el autor en sus reportajes acerca de la guerra de Irak no es sostenible, levita por un mundo ficticio donde no existen sacrificios, esfuerzos de un trabajo serio y de investigación más aún cuando el conflicto se encontraba en un momento crucial. Su parcialidad al tratar el tema de manera poco rigurosa, asimétrica dista de lo que uno esperaría de un hombre que aspira a luchar por la verdad, la paz, la libertad y la responsabilidad social.
El escritor no revela los efectos de la guerra como lo que es: “un rito bárbaro y sangriento cuyas consecuencias son muerte, la destrucción y venganza”. Voltea la mirada y avala las políticas de guerra y luego la invasión a Irak hacia una realidad evidente. Los reportajes del autor han ocultado la verdad de la guerra, su salvajismo y su inutilidad; manifestando literalmente que “la guerra de Irak ha sido la mejor decisión que ha tomado el gobierno de los Estados Unidos en defensa de la democracia”
Se aprecia la construcción de una realidad unilateral en los reportajes analizados, por la aparente sutileza del escritor en crear una agenda de paz haciendo solo eco de los avatares de los soldados norteamericanos, “defensores de la democracia”, olvidándose de las víctimas de violencia por el abuso de parte de los estadounidenses como: refugiados, desplazados, familiares de desaparecidos, viudas, víctimas de tortura, y periodistas asesinados, que acabó con la vida de 3,000 soldados norteamericanos y más de 56,000 iraquíes civiles muertos.
Si bien es cierto Mario Vargas Llosa es uno de los novelistas más laureados a nivel mundial, su posición política es contradictoria; de ser un conspicuo defensor del comunismo en sus inicios, le vino la agresiva metamorfosis que lo convirtió en un conspicuo defensor del capitalismo y libre mercado; por lo que su postura no sorprende a la hora de justificar horrores y barbarie en nombre de la democracia; ya que el autor el año 1983, (Perú) fue cómplice de uno de los más sangrientos episodios de la historia del periodismo, al presidir la Comisión Investigadora sobre la matanza de Ucchuracay (Alturas de Huanta- Ayacucho), donde perecieron ocho periodistas cruelmente asesinados a pedradas y hachazos por comuneros arteramente instigados, como se supo después, por miembros de la infantería de marina y el ejército.
Mario Vargas Llosa concluyó en que la matanza fue el resultado del temor y la ignorancia de los campesinos, quienes confundieron a los periodistas con senderistas y a sus cámaras y teleobjetivos con armas de fuego; llegaron a la “convicción absoluta” de que los asesinatos fueron obra de los comuneros, excluyendo de modo definitivo a las fuerzas armadas. También llegaron a la “convicción absoluta” de que los comuneros creyeron que los periodistas eran terroristas. (http://www.cverdad.org.pe/). Vargas Llosa protegió, frente a la opinión pública internacional y las autoridades judiciales peruanas, a los autores de aquella matanza; todos ellos militares.
(http://www.gentedigital.es/blogs/madridaguimes/14/blog-post/1903/mario-vargas-llosa-en-su-permanente-desfachatez/
El evidente que el autor no combate las raíces del mal con una política de desarrollo sensata; es difícil no coincidir con el Sr. César Gaviria Trujillo al referirse al escritor: “… A veces al leer a don Mario tengo la impresión de que su capacidad de análisis político es proporcionalmente inversa a sus logros literarios, y debería oír con más frecuencia el refrán que a todos nos enseñaron de chicos: "zapatero a tus zapatos" (César Gaviria Trujillo, secretario general de la OEA - EL PAÍS (España) Domingo 18 junio del 2000)
ANNA BERMEO TURCHI
CPP 3504
http://periodismointernacional.ning.com/
07-11-09
1.HECTOR CEBALLOS GARIBAY : “ Mario Vargas Llosa o las trampas del Liberalismo”
2.REVISTA ELECTRONICA DE RELACIONES INTERNACIONALES: “REDRI”- España-Irak: radiografía de una polémica (http://www.redri.org/Archivos_articulos/irak-espana-polemica.pdf)
3.HERBERT MOROTE: Vargas Llosa Tal Cuál (http://www.herbertmorote.com/Libros/Vargas_Llosa_tal_cual.pdf)