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Las historias sobre Ciencia y el medio ambiente, tienen un impacto directo sobre la vida de las personas. Escribir con claridad sobre la complejidad de estos temas, es seducir a todos los públicos sin perder un ápice de rigor periodístico. Tras un tiempo de sequía periodística, vuelvo retomar el blog, con la frecuencia de antaño. Sin embargo, en la vida surgen sorpresas y oportunidades en lo profesional que te hacen cambiar de rumbo.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

RECTIFICACION INTELECTUAL: MICHAEL IGNATIEFF RECONOCE SU ERROR AL APOYAR LA GUERRA EN IRAK


A casi 6 años de ocurrida la Guerra de Irak; son elocuentes las glorias del imperialismo y del poder estadounidense, que ignora el derecho internacional y la opinión pública mundial para promover las nociones abstractas de la hegemonía estadounidense en la supuesta guerra preventiva, que causó "conmoción y pavor" a sabiendas de que personas inocentes iban a morir. Conocidos escritores e intelectuales como Michael Ignatieff y Mario Vargas Llosa, como personajes mediáticos apoyaron la invasión y promulgaron un sentido exagerado de la inocencia de América.

La guerra en Irak ha ilustrado una vez más la facilidad con la que puede desarrollarse una guerra ilegal, amenazando las normas legales que las naciones habían acordado aceptar.

Leemos en los medios los costos de Estados Unidos en la guerra, las bajas de soldados de estadounidenses, los costos financieros, y, a veces los costos estratégicos. Pero muchos se olvidan del costo humano de los propios iraquíes que son casi ignorados en el discurso político, los medios de comunicación y los círculos intelectuales.

Michael Ignatieff; sin duda es un personaje considerado como uno de los intelectuales más importantes del mundo, así como una de las voces más influyentes en el debate contemporáneo sobre derechos humanos; su experiencia como reportero y el estilo de escritura periodística, combinan con sus cimientos como historiador, que han hecho de sus libros best-sellers internacionales, donde políticos y académicos de derecha y de izquierda han utilizado sus conceptos como: " la responsabilidad de proteger y la teoría del mal menor" para explicar, criticar o justificar los conflictos más importantes de las últimas décadas.



Llama poderosamente la atención la rectificación intelectual de parte del canadiense Michael Ignatieff, ex profesor de las universidades de Cambridge, Oxford y Harvard, autor de reconocidos ensayos. Historiador, Periodista y Politólogo; diputado en 2005 y vicepresidente del Partido Liberal de Canadá, quien reconoció publicamente sus errores y mediante un artículo publicado por New York Times Magazine, bajo el titular: “Una autocrítica intelectual” (06 de agosto 2007); donde reflexiona sobre: democracia, liderazgo y reconoce su error de criterio al apoyar la guerra de Irak.

El 08 de febrero del 2003; aparece en el diario "El País" y "New York Times Magazine" el articulo de Ignatieff titulado "la carga" apoyando el ataque militar a Irak. Aceptando la aseveración de la administración Bush en el sentido de que la guerra en Irak se proponía no intenta proyectar el poder estadounidense ni ganar ventaja sobre las reservas mundiales de petróleo; por el contrario, y según sus propias palabras: "es la primera de una serie de luchas para contener la proliferación de armas de destrucción masiva, el primer intento de cerrar el potencial suministro de tecnología letal a una red terrorista internacional".

Un mes antes; en enero de 2003, Ignatieff escribió: “El cambio de régimen es una tarea imperial por excelencia, ya que presupone que el interés del imperio tiene derecho a la baza de la soberanía de un Estado”. El caso es que “el imperio se ha convertido para Irak, en la última esperanza para la democracia y la estabilidad por igual”.

Ignatieff continúa: “El Imperio de Estados Unidos no es como los imperios de los tiempos pasados, construido sobre las colonias, la conquista y la carga del hombre blanco. Ya no estamos en la era de la United Fruit Company, cuando las empresas estadounidenses necesitan los marines para asegurar sus inversiones en el extranjero. El vigésimo primer siglo imperio es una nueva invención en los anales de la ciencia política, un imperio light, una hegemonía global cuyas notas graciosas son los mercados libres, los derechos humanos y la democracia”

Ignatieff planteó la justificación de: “que 25 millones de iraquíes serán liberados supera claramente el argumento deontológico” postula que las “buenas consecuencias no pueden justificar matar gente”. Al repetir muchas veces la frase banal de que Saddam “es realmente terrible” y al afirmar luego que su régimen no sólo tenía “el peor record de la tierra en materia de derechos humanos” sino que además “poseía armas de destrucción masiva”… Ignatieff reiteró el argumento a favor del imperio estadounidense como la mejor esperanza para instalar la estabilidad, construir la nación, fomentar los derechos humanos, los mercados libres y la democracia alrededor del mundo.

El historiador Howard Zinn realizó unas observaciones acertadas, respecto a la postura del político Ignatieff manifiestando: “sólo alguien ciego en la historia de los Estados Unidos... Podría hacer esa declaración”. ¿Por qué un defensor de los derechos humanos como Ignatieff querría adherirse al imperialismo estadounidense? Porque, lo explica: “hay muchos pueblos que deben su libertad al ejercicio del poder militar de Estados Unidos", desde alemanes y japoneses tras la Segunda Guerra Mundial, hasta bosnios, kosovenses y afganos, "y de forma por demás inconveniente, los iraquíes", en tiempos más recientes manifiesta Ignatieff.

Es difícil creer en un político; y es menos común que un intelectual reconozca sus errores. Michael Ignatieff reúne las dos condiciones, político e intelectual de reputación mundial, que con buenos argumentos apoyo la guerra a Irak, así como políticos liberales y de izquierda que han visto con horror cómo iban confirmándose los peores pronósticos que ellos entonces no quisieron atender. Transcribimos parte de la declaración del intelectual y el mea culpa por el apoyo a la guerra en Irak, Terrorismo y Seguridad y Medios. Así como la dirección donde encontrará el artículo completo. (http://www.iceta.org/mi060807.pdf)

El error. “Me equivoqué apoyando la guerra de Irak. Había estado en ese país en 1992, había comprobado por mi mismo las matanzas de Sadam Hussein, y pensé que de ese dictador sanguinario había que desprenderse de cualquier modo. Me equivoqué, nos engañaron con el asunto de las armas de destrucción masiva, y en unos seis meses comprobamos, además, que los norteamericanos lo hacían muy mal y causaron un problema aún mayor. Acepto mi responsabilidad como intelectual por el error que cometí. Lo que ocurre abre interrogantes sobre el respeto a la soberanía de los estados. ¿Se debe intervenir cuando se producen matanzas, como ocurrió en Bosnia, como ocurre en Zimbabue, o el mundo debe mirar para otro lado? La apariencia obvia es que el mundo sólo interviene en sitios que tienen petróleo”.

El respecto al terrorismo. “No hay reto mayor. El terrorismo es una provocación. Sólo podemos combatirlo, desde los estados democráticos, con una mano atada a la espalda; no se puede detener a los ciudadanos sin juicio, no se puede torturar, se puede obtener información sin meter a los terroristas en agua helada para hacerles confesar, se puede conseguir información sin torturarlos, sin agresión psicológica. La legitimidad frente al terrorismo es lo que nos hace victoriosos. La democracia no puede usar armas que no son legítimas a menos que la sociedad empiece a perder su alma. Con respecto al terrorismo mismo, ninguna injusticia justifica que se tome de rehén a un civil, que se mate a un inocente. Para combatir el terrorismo hay que comprenderlo. Uno no puede derrotar lo que uno no comprende. Comprender no es perdonar. Para ganar hay que comprender. Cuando se demoniza a los terroristas es cuando se empieza a perder la batalla. Si se comprende por qué se está peleando uno puede empezar a ganar. El Estado ha de combatir el terrorismo con una mano tras la espalda. Cuando uno se aleja del Estado de derecho destruye lo que uno trata de defender”.

Seguridad, medios. “El mundo ha cambiado para mal. Se nos quitan libertades poco a poco. En los aeropuertos (¡especialmente en Miami!) se nos somete a torturas de seguridad, para darnos confianza; el papel de la oposición (en los países) es cuestionar si estas medidas son necesarias o legítimas. Ese es el papel del político, y el de una prensa libre es el de hacerse preguntas cada día frente a una situación que se deteriora. Los medios están ahora por el entretenimiento; enfocan su luz sobre unos asuntos y olvidan otros, y eso los conduce a la parcialidad moral. Por ejemplo, la agonía de Colombia no se cubre adecuadamente”.

Crímenes de Guerra y de los crímenes de Lesa Humanidad, llega muy lejos en su artículo "reflexiones inquietantes"donde "manifiesta que el buen juicio en la política es distinto al de la vida intelectual". Parece constatarlo y, lo que es peor, asumir que en el mundo político entra con dificultades e inteligencia; y “que los intelectuales pierden el sentido de la realidad”.

El autor de “El mal menor” reconoce que sus libros, su teoría, su alegato podrían convertirse fácilmente en ideología: “trampas del pensamiento”. Lo que evidencia que los “intelectuales” no debieron teorizar con petulancia reflexiones sobre la guerra de Irak, y mucho menos fomentarla. No existió compromiso por no perturbar la paz. Lo que demuestra que el esfuerzo intelectual se reduce entonces a acomodar la realidad. La guerra de Irak ha quedado ante la opinión pública mundial como injusta y los políticos como Ignatieff, que la han impulsado han perdido credibilidad.

Lo que queda claro es que el ex profesor de Harvard y ahora político canadiense Michael Ignatieff; se arrepiente el haber apoyado la guerra en Irak, no porque la invasión se basaba en un fraude, sino porque los objetivos humanitarios que él y otros atribuyen a la invasión no se han alcanzado. El Mea Culpa aparece con la aparición del “informe de Oxfam”, que evidencia el desastre humanitario de Irak: 4 millones de desplazados, la infraestructura en ruinas, y la pobreza palpable.

Difícil y cuestionable pensar que un Catedrático de Derechos Humanos pueda apoyar firmemente las dos guerras (Kosovo, Irak), realizada en violación de la Carta de las Naciones Unidas y por lo tanto "Crímenes de Guerra y de Lesa Humanidad ", en opinión de los jueces de Nuremberg", (Herman de 2006). "Estas dos guerras de agresión también resultaron en crímenes de guerra de serie, como el bombardeo regular de civiles y el uso de armas ilegales, tales como las bombas de racimo, napalm, el fósforo y uranio empobrecido, que debería haber sido un ofrenda para un devoto de los derechos humanos. Pero estos cuestiones no inquietaron a Ignatieff, que sólo estaba preocupado por el retraso en la iniciación de la violencia de la OTAN en los Balcanes y de la ineficacia y la mala gestión de la ocupación de Irak "; su ponderación imparcial de los intereses -es como su enfoque del terrorismo y de los derechos civiles.

Su mea culpa no es excusa, es simplemente un intento de salvar la cara, ante la catástrofe humanitaria producida en Irak; que se ha convertido en una vergüenza que ya no puede ser ignorada.

ANNA BERMEO TURCHI
CPP 3504
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05-11-09